Se trataría de un método de Google para contratar personas con cierto nivel de conocimientos computacionales, utilizando ciertas palabras claves que ingrese un usuario en el buscador. Una vez superado su escepticismo, y la paranoia de que en cualquier momento le harían seguir a un conejo blanco, aceptó el reto lo que lo llevó a una página llamada “foo.bar” que emulaba una interfaz UNIX. Luego de encontrar el archivo de inicio, su “entrevista” comenzó.
Max Roselt estaba investigando para un trabajo en su instituto cuando su navegador se partió a la mitad y le ofreció un reto. Trabajar en Google podría estar más cerca de lo que crees. Max Roselt, estudiante del Master online en ciencia computacional (Master of Computer Science) del Instituto de Tecnología de Georgia, estaba buscando información para un proyecto en el que estaba trabajando cuando, al más puro estilo de “Matrix”, la pantalla con los resultados de su búsqueda se dividió y lo invitó a jugar un juego. Se trataría de un método de Google para contratar personas con cierto nivel de conocimientos computacionales, utilizando ciertas palabras claves que ingrese un usuario en el buscador. Una vez superado su escepticismo, y la paranoia de que en cualquier momento le harían seguir a un conejo blanco, aceptó el reto lo que lo llevó a una página llamada “foo.bar” que emulaba una interfaz UNIX. Luego de encontrar el archivo de inicio, su “entrevista” comenzó. Haz clic aquí para modificar.
Mira como la artista Jane Long Australiana transforma las agrietadas y desvanecidas fotografías en blanco y negro en obras de colores de fantasía, creando un contexto nuevo y totalmente surrealista.
En este artículo de la revista SPIN, se citan argumentos de MJ Keenan, de no querer diseccionar los álbumes en canciones sueltas (que es la tendencia que produce streaming), para no perder el concepto de álbum, que es como trabaja la banda.
Es el mismo motivo por el cual la banda no ha permitido una compilación de grandes éxitos por parte de sus varios sellos discográficos . Fuente: Comunidad Too Chile Picasso nació el 25 de Octubre de 1881. Vivió en varias ciudades con su familia, empezando en la misma ciudad donde nació: Málaga. Más tarde se mudaron la Coruña y posteriormente a Barcelona, donde en 1895 se encontraba Picasso finalizando su formación pictórica y comenzando su carrera como pintor. De 1901 a 1904, Picasso alternó su residencia entre Madrid, Barcelona y París, con una pintura fuertemente marcada por el simbolismo. Más tarde, en 1904 decidió trasladarse a Paris e instalarse. Fue una etapa en la que Picasso dio el punto de partida al cubismo con “Las Señoritas de Avignon”, en 1906; etapa denominada “Época Negra”. Con la creación del cubismo rompió totalmente una unión con el naturalismo, pues esta nueva corriente ya no intentaba copiar a la naturaleza. Se rompe también con esta nueva corriente la perspectiva a la cual se estaba acostumbrado. La geometría, las líneas rectas y los colores como el blanco y el negro y las tendencias a grises predominaron a partir de ahora la obra de Picasso. Hombre con guitarra Aunque todos lo reconocemos como el genio detrás del cubismo, y sus obras son mundialmente reconocidas y admiradas, la vida de Pablo Picasso está llena de anécdotas un poco menos conocidas, pero que constituyen su carácter, su obra y su legado. A continuación te presentamos 10 datos curiosos que seguro no sabías del malagueño: 1. Su nombre completo, según figura en el registro civil, es el siguiente: Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso. En la época en la que nació, estaba de moda poner a los niños nombres largos, y sus padres tomaron la moda de manera (muy) literal. 2. Lo creían muerto al nacer. Se dice que cuando nació, la partera, con motivo de un mal parto y a que Picasso no reaccionaba, pensó que estaba muerto, por lo que lo dejó en una mesa para atender a su madre. Con suerte, su tío (que estaba ahí) al verlo, le echó una bocanada de humo de cigarrillo, con lo que supuestamente por fin reaccionó el recién nacido. Retrato de la madre del artista, 1896 3. Su padre también era artista José Ruiz Picasso, padre de Pablo, era profesor de dibujo de Málaga. Cuando se ponía a pintar naturalezas muertas o flores, Pablo estaba siempre atento. Su padre pintaba con recurrencia palomas; animal que Pablo luego representaría a lo largo de su obra constantemente. 4. Su primera palabra fue “piz” Dicen que empezó a pintar antes que hablar, y su madre, María Picasso solía contar la anécdota de que sus primeras palabras no fueron ni “mamá” ni “papá”: con apenas un año, empezó a decir “piz, piz”, buscando conseguir un “lápiz”; instrumento de dibujo que su padre siempre sostenía entre los dedos. 5. Su primera obra Realizó su primer óleo a la edad de 8 años, titulado “Crepúsculo en el Puerto de Málaga”. Después de esta obra le seguirían retratos familiares, paisajes, bodegones, escenas taurinas y otras copias de obras. 6. Era un estudiante rebelde Mientras sus compañeros atendían a la clase, Picasso no paraba de dibujar palomas y toros en sus cuadernos[1]. Le costó mucho aprender el abecedario. Así se ganó varias tardes en detención, pero él nunca lo vio como un castigo: “Lo que más me divertía del Instituto Da Guarda era cuando, por mal estudiante, me llevaban a los calabozos”. 7. Lo acusaron del robo de la Mona Lisa (1503–1517) En el año 1911, Vincenzo Peruggia, un carpintero italiano ex empleado del Louvre robó la Mona Lisa. El autor intelectual del crimen fue un argentino llamado Eduardo Valfierno, quien convenció a Peruggia asegurándole que la Mona Lisa debía estar en su hogar natal: Italia. Peruggia logró salirse con la suya, y pudo abandonar el museo con la obra. Cuando el museo se percató de la desaparición, acusaron a Picasso y a Guillaume Apollinaire del robo, y la policía los llamó a un interrogatorio en París. Eran inocentes, pero la policía tenía sus buenos motivos para buscarlos: en el año 1907, el secretario de Apollinire robó unas estatuillas ibéricas del Louvre, mismas que había comisionado Picasso, y aunque negó saber algo del hurto, se cree que él mismo pudo haber asistido al secretario en el robo. El evento permanecería para siempra en la mente del artista, quien insertó a las estatuillas en sus obras en varias ocasiones.[2] 8. Un millonario de las vegas arruinó “Le Rêve” (El sueño) 1932 Steve Wynn, propietario de casinos y hoteles en la Vegas tales como The Mirage, Treasure Island, Bellagio y el Wynn, accidentalmente le dio un codazo a esta pieza dejando un agujero en el lienzo, una de las obras más valiosas del legado de Picasso. Lo peor de la historia, es que Wynn acababa de vender el cuadro a otro coleccionista por 139 millones de dólares, y antes de entregarlo, mientras se lo presumía a unos amigos, provocó accidentalemente el daño. “Le dio en el medio (…) era un agujero negro del tamaño de un dólar de plata. ‘Oh, mierda’, dijo él. ‘Miren lo que he hecho. Gracias a Dios fui yo'”, relató Ephron[3], guionista de las películas ‘Cuando Harry encontró a Sally’ y ‘Tienes un email’ 9. Picasso también fue poeta Picasso siempre se consideró a sí mismo un poeta. Aunque con tendencia se expresaba a través de sus pinturas, dibujos y esculturas, en la década de 1930 llegó a escribir poesía, y de 1940 a 1950 escribió también obras de teatro. Guillaume Apollinaire lo conoció un día, y se sorprendió por la habilidad del joven español para sobrepasar la barrera léxica[4]. “Después de todo, las artes son todo lo mismo, uno puede escribir una pintura en palabras de la misma manera que puede pintar sensaciones en un poema”. –Picasso “Los cuadros son locas con el corazón carcomido por burbujas radiantes anudados los ojos a la garganta del latigazo caramboleador aleteando aleteando sobre el cuadrángulo de su deseo” – 4 de enero de 1936 10. Si le parecías aburrido, te disparaba El historiador y filósofo Arthur I. Miller escribió en “Einstein, Picasso: El Espacio, El tiempo y los estragos de la belleza” que en el año 1907, Picasso poseía un revólver cargado con cartuchos de fogueo ( es decir, sin bala pero si con pólvora) con el que disparaba aquellos admiradores que le interroganan sobre el significado de sus pinturas, teorías de la estética o a cualquiera que se atreviera a insultar la memoria de Cézanne. Te recomendamos:
Memorias de una Guerra: El Guernica de Pablo Picasso Picasso, el malagueño más grande *** Referencias: [1] La Vanguardia [2] Pablo Picasso, ladrón de arte: “el caso de las estatuillas” y su papel en la fundación de la pintura moderna [3] El Mundo [4] Podoksik, Anatoli. Pablo Picasso. p.7 Fuente: Cultura Colectiva ¿Primera vez que firmas un contrato editorial? ¿No sabes si lo que firmaste se ajusta realmente a la ley? Lee estos consejos para no equivocarte o para defender tus derechos en caso que hayan sido pasados a llevar.
¡Felicitaciones! ¡Finalmente lo hiciste! Pusiste las teclas donde ponías la boca y escribiste ese texto sobre el que venías transmitiendo hace meses, sino años. Le tapaste la boca a todos esos que decían que no lo lograrías. Bien hecho. Ahora viene el momento de publicarlo y, para tu fortuna, una editorial mostró interés en ser la que lo lleve al mercado; incluso te prepararon un lindo contrato “estandar”, así que ya solo queda firmar y partimos rumbo al estrellato, ¿cierto? ¡No tan rápido, muchachito(a)! Como en cualquier situación donde debas estampar tu firma en un documento, más vale que entiendas lo que estás aceptando, porque, digámoslo en buen español, te podrían estar cagando. Habiendo publicado ya cuatro libros y siendo amigo de varios otros que han hecho lo mismo, algo he aprendido sobre esto del mundo editorial y aquí te comparto algunos consejos para tener en cuenta antes de amarrarte por años a un contrato. 1. ¿Cuánto me deben pagar por libros impresos?Partamos por lo básico de lo básico: los derechos de autor. En Chile, la ley de propiedad intelectual (que puedes leer aquí) es prístinamente clara. Al autor de una obra impresa que sea publicada por una editorial, le corresponde como mínimo un 10% del valor de venta a público de la misma, antes de impuestos. Esto, obviamente, aplica para las obras que se hayan efectivamente vendido, no al total que se haya impreso. ¡No aceptes que te ofrezcan menos que eso! Y ojo que es el valor de venta a público, no a la librería o distribuidor, que es significativamente menor. Así que si un libro cuesta $10 mil antes de impuestos, a ti te tocan $1.000. Como el valor de venta a público es muy variable y lo determina libremente cada librería, en general se considera para el cálculo del derecho de autor, el “precio de lista” que es el precio de venta sugerido por la editorial. Aquí no hay excusa que valga: ni que “la ley está obsoleta”, ni que “lo estandar es otra cosa”, ni que “eso es para autores grandes”, ni que “es muy complicado, porque cada librería cobra lo quiere”. No. Si te dicen eso, te están viendo la cara, y no te conviene firmar tratos con gente que te intenta engañar de entrada. Búscate otra editorial. 2. ¿Y por libros digitales es lo mismo?No. Si estamos hablando de obras digitales (libro digital), puedes ponerte más exigente. Si bien la ley no fija un valor distinto para este formato, hay que entender que en el caso de obras digitales, la editorial se está ahorrando costos de impresión, bodegaje y despacho, por lo que hay mayor margen de ganancia (la diferencia entre costos y precio de venta) para ella, y por lo tanto, es justo que los comparta contigo. Lo correcto, entonces, es que para este tipo de ediciones te ofrezcan un pago mayor por concepto de derecho de autor. Al menos hasta donde he podido averiguar, este valor es de 20 a 25%. Por otro lado, las barreras de entrada para este tipo de edición son tan bajas, que deberías preguntarte seriamente si siquiera necesitas una editorial para esto, pues bien podrías hacerlo tú mismo y embolsarte un porcentaje mayor del valor del libro. 3. ¿Con qué frecuencia me deberían pagar?Por ley, mínimo una vez al año deben hacerte una “liquidación de derechos de autor”, que implica no solo el pago de los libros vendidos, sino también un informe con el detalle de: los libros que se imprimieron; la cantidad vendida; el saldo disponible en bodegas, librerías, depósito o consignación; la merma (aquellos que se dañaron y no se pueden vender); además de cualquier venta especial. Y, obviamente, cuánto le corresponde al autor por dichas ventas. Todo esto debe estar estipulado en el contrato. 4. ¿Cómo sé que me están diciendo la verdad en los informes que me entregan?Lamentablemente, no puedes saber (al menos, no sin hacerles una auditoría o que voluntariamente te den acceso a sus registros). Las librerías por política no le dan al autor los datos de venta de sus libros y cada una se administra de forma independiente, incluso cuando forman parte de la misma cadena; no hay forma de controlar las ventas que la editorial ha hecho por su propia cuenta en ferias y su propia tienda; tampoco, en muchos casos, es siquiera posible verificar el tiraje efectivamente impreso. Me temo que no pocos autores que conozco han pillado a sus editoriales mintiéndoles o, por lo menos, entregando datos... digamos, curiosos. Por eso, lo mejor es averiguar la reputación de la editorial en la que te vas a meter antes de firmar; cultivar una buena relación con ellos para que sean abiertos y transparentes contigo; y ser muy riguroso con la exigencia de tus liquidaciones en las fechas correspondientes y con informes completos, que puedas guardar y comparar con la información que manejas tú mismo. Para que te hagas una idea, en todo caso, en Chile un libro que se vende "bien" (sin ser best seller), vende unas 1.000 a 1.500 unidades al año. Sí, poquísimo. 5. ¿Me pueden pagar con libros?Entendamos algo: se supone que la editorial te tiene que pagar condinero. Dinero real, que puedes gastar. Si te pagan con tus propios libros, te están pagando con una oportunidad de ganar plata, si es quelogras venderlos, no con plata real. Y si te están ofreciendo algo así, lo más probable es que sea porque el libro no vende, así que te están pasando, literalmente, el “cacho” de deshacerse del stock (que se supone que es su trabajo) y de paso ahorrándose pagarte por los que sí vendieron. Así que no, no pueden. Al menos, no pueden obligarte a aceptar algo así. Ahora bien, esto no quiere decir que no pueda convenirte aceptar el trato de todos modos. Si tú cuentas con una buena capacidad de venta (digamos, tienes una tiendita online personal con buenas ventas, o sueles tener stands en ferias del libro y cosas similares) y crees que efectivamente podrás vender esos libros con los que te pagarán, puede ser que ganes más tomando esos libros y vendiéndolos por tu cuenta. Lo importante aquí es que esos libros los valoren a precio de autor(normalmente 50% del precio de venta a público) y no al precio final de venta. Así podrás vender tu libro más barato que en librerías y aún así ganar más que si lo vendieran ellos. La pregunta que debes hacerte, eso sí, es si esa ganancia extra justifica el esfuerzo y tiempo que te tomará vender los libros por tu cuenta. Y definitivamente, un arreglo así es algo que tendría que negociarse en el momento y no una condición que esté establecida en el contrato de antemano. 6. ¿Me pueden exigir financiar yo la impresión?Esto lo encuentro francamente insólito, pero ocurre. Se supone que uno recurre a una editorial, precisamente, para que ellos corran con los gastos de impresión, difusión y distribución, y por lo tanto, que ellos corran el riesgo de que el libro no se venda. Ese es el trato, tú recibes una participación menor de las ganancias (10%) pero no arriesgas nada. ¿Por qué, entonces, una editorial le pediría al autor financiar él mismo la impresión de su libro? Sencillamente, porque la editorial no tiene ninguna fe de que el libro se venda y, probablemente, tampoco se esforzará mucho para moverlo. Mi primera recomendación, ante un caso así, es buscar otra editorial que sí se haga cargo de la impresión y de verdad crea que tendrás éxito. Ahora bien, si eso no es posible y vas a financiar tú el libro, entonces te recomiendo que evalúes si necesitas una editorial en absoluto: ¿ya que harás el gasto de todos modos, no te convendrá más imprimirlo tú mismo (pagándole unas lucas a un diseñador para que lo arme) y venderlo por tu cuenta? Seguramente venderás menos que la editorial (salvo que seas un gran vendedor), pero ganarás mucho más por libro y eso puede compensarlo. Además, con las imprentas digitales actuales, puedes imprimir pocas unidades (unos cien, por ejemplo) arriesgando poco en el experimento. Ahora bien, si optas por la alternativa de hacerlo a través de la editorial y financiándolo tú mismo, entonces al menos asegúrate que tu pago por derecho de autor sea 10% más el porcentaje del libro que financiaste, o de lo contrario, terminarás perdiendo plata por cada libro vendido, en lugar de ganarla. Me explico: si el libro se venderá a $10.000 y el costo de imprimirlo es de $2.000 por unidad, tu pago por libro vendido debería ser, al menos, de $3.000 por libro vendido (los $2.000 del costo de impresión más los $1.000 que te corresponden por 10% de derecho de autor). Y yo incluso negociaría que sea un poco más alto, como una prima de riesgo, porque el peligro de que no se venda lo estás corriendo tú, no ellos. 7. ¿Qué hay de la exclusividad que me exigen?Dos reglas: que sea sólo por esa obra en particular ¡y nada más! y que sea sólo en tu país e idioma (a menos que efectivamente se comprometan a hacer distribución internacional desde el minuto uno). Sobre el primer punto, es posible que te pidan exclusividad sobre tu personaje, la franquicia, obras derivadas, productos de merchandising o incluso producciones audiovisuales. La respuesta a esto debe ser un tajante NO. De partida, aceptar que tengan exclusividad sobre tu personaje o franquicia implicaría que no puedas sacar ningún otro libro sobre ellas, con ninguna otra editorial, por el tiempo que dure el contrato, incluso si tu editorial no está interesada en sacar más libros tuyos. Esto te deja en una pésima posición negociadora. Respecto a otras cosas, como merchandising, las editoriales no se dedican a estas cosas y no tienen montado un buen sistema de producción ni distribución para ellas, por lo que probablemente no harán nada de eso, pero igual te dejarán amarrado y sin poder hacerlo con nadie más. Por último, si es que efectivamente hacen merchandising y te interesa que lo vendan, es mejor que negocies ese tema en un contrato anexo, especificando muy bien las condiciones para ese negocio paralelo. Lo mismo para cualquier otro tipo de negocio anexo al libro. En cuanto a la exclusividad internacional, puede sonar muy bien que la quieran, porque te hace creer que ellos intentarán poner tu libro en todo el mundo, pero la triste realidad es que, incluso en el caso de las grandes editoriales internacionales, nunca editarán tu libro en otros países, a menos que te hayas transformado en un súper ventas en tu propio país. Así que más te vale negociar que la exclusividad se limite sólo al idioma y territorio donde efectivamente distribuirán tu libro, de modo que quedes libre de negociar su edición en otros países e idiomas por tu propia cuenta. Y si se da el improbable caso de que efectivamente saltes al estrellato, habiendo tomado esta precaución, estarás en mejores condiciones para negociar la venta de tu libro en otros mercados con tu editorial o alguna otra. 8. ¿Y el plazo del contrato?Uno podría pensar que lo ideal es que sea lo más extenso posible, para “asegurarse” una editorial por harto tiempo ¿cierto?... falso. Si tus libros son un fracaso, la editorial simplemente los dejará en las librerías hasta que se los manden de vuelta y de ahí no hará nada más (salvo intentar liquidarlos a precio de huevo o destruirlos), mientras que tú quedarás amarrado con la editorial por el plazo que dure el contrato (salvo que negocies una salida anticipada). Por otro lado, si estás disconforme con tu editorial o crees que puedes obtener mejores condiciones en otro lado, no podrás cambiarte por varios años. En conclusión, lo mejor es negociar un contrato lo más a corto plazo posible. Eso les mete urgencia por vender el tiraje que hayan impreso antes que termine el plazo, y también los mantiene alertas de tratarte bien, porque saben que en poco tiempo podrías mandarte a cambiar si no estás conforme. Si logras un contrato que se renueve anualmente, es el mejor de los mundos, pero es difícil que lo acepten (salvo que tu libro anterior haya sido un éxito). 2 a 3 años puede ser un plazo razonable para ambas partes. Más que eso, yo lo rechazaría. 9. Pon atención a las condiciones de cierrePor último, es importante que te fijes en qué ocurrirá con los libros que no se hayan vendido cuando el contrato expire o se cumplan los plazos que haya señalado la editorial para vender el tiraje acordado. Lo que queremos evitar aquí, es que la editorial regale esos libros o los venda a precio de huevo, inundando el mercado con tus libros, con lo que le bajaría el valor a tu producto, afectando futuros tirajes que hagas con otras editoriales. Por ello, pide una cláusula que te dé la opción (¡pero no la obligación!) de comprar tú esos libros sobrantes, al costo, para que hagas con ellos lo que estimes conveniente. ------- Negociar puede ser agotador y a veces en el entusiasmo y desconocimiento de un principiante al que le abren las puertas por primera vez, no queremos "abusar" y aceptamos lo que nos imponen. Pero debemos recordar que lo justo es justo y que, al firmar con una editorial, estamos firmando unacuerdo de negocios, donde nadie le está haciendo un favor a nadie. Ajustarse a la ley (¡y por favor, LEE LA LEY!) y dar protección razonable a tus derechos no es una exigencia descabellada ni abusiva, es el mínimo que uno debería establecer para toda negociación, así que no tengas miedo de exigirlo. Y si te dicen que no, créeme que lo mejor que puedes hacer es irte de ahí y buscar otra editorial. Si tu trabajo es bueno, habrán otras. ¿Estás de acuerdo con estas recomendaciones? ¿Qué recomiendas tú? Fuente: El Definido Un día Stefan derramó una taza de café. De la mancha que resultó, vio la forma de un pequeño monstruo que le decía a gritos que lo dibujara. Y así fue, lo dibujó en detalle y pensó que tal vez tendría que hacer esto todos los días para desarrollar su creatividad. Utilizando más café y una cuchara, empezó a crear más monstruos. A pesar de que sus amigos lo consideraron loco, él no se detuvo.
Hoy, tiene más de 480 monstruos de café a los que llama Coffeemonsters. Utiliza otras herramientas que le ayudan a perfeccionar su técnica y además crea pequeñas historias para cada uno de sus personajes. Este amante del café no se detiene; sigue creando para sus más de 20 mil seguidores en Instagram que aseguran que estos monstruos los hacen más felices. Los monstruos hechos de café no pasan, ni pasarán de moda, pues de cada mancha surge uno nuevo: El fotógrafo ruso Anton Belovodchenko capturó estas increíbles imágenes de mujeres desnudas.
Las posiciones en las que posan son tremendamente expresivas y crean un efecto dramático que se transmite de inmediato. La serie es un verdadero deleite visual que no dejará a nadie indiferente, su control de la luz y sombra es admirable y en este trabajo demuestra que maneja su arte a la perfección. Él ya había tenido experiencia fotografiando paisajes naturales y otro tipo de escenas, pero seguramente recibió más aplausos en su país por esta entrega, en la que aborda la técnica del “bodyscape” o “paisajes corporales”, jugando con la anatomía muscular y ósea de la mujer. ¿Qué te pareció su obra? Para ver más trabajos de Anton, puedes ingresar a su Instagram o página en Devianart. Fuente: Upsocl |
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Noviembre 2015
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